Tras
una extensa serie de viajes exitosos, el transbordador espacial
Challenger acudía a su último lanzamiento, un gélido 28 de enero
de 1986. Los informes oficiales afirmaron que, apenas algunos
segundos después de haber despegado, una falla en las juntas tóricas
provocó la desintegración de la aeronave justo antes de alcanzar la
estratósfera. Desde el trágico accidente, los rumores a lo largo y
ancho del mundo comenzaron a fluir incesantemente. Poco se sabía por
entonces, en medio de la consternación, pero el tiempo no corrió en
vano y las investigaciones permitieron echar luz sobre los mitos
sembrados a raíz el accidente.
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